Uno de los episodios más recordados de Los Simpsons que hemos podido ver unos cientos de veces a mediodía en Antena 3 es Trash of Titans. En él Homer se presenta a intendente de basuras y triunfa electoralmente ante su rival, más cualificado y experto con un eslogan bien sencillo «¿Eso no lo puede hacer otro?». Pues esa es la manera en la que nos aproximamos como ciudadanía al Gobierno Abierto… Muy bien, muy abierto, pero ¿no puede entrar otra persona? Y ahí entran los intermediarios del gobierno abierto.
El uso de intermediarios para reducir la fricción
El capítulo de Los Simpson habla de las promesas desproporcionadas e irreales de Homer, como podéis ver aquí…
Todo acaba mal porque la irresponsabilidad de Homer y la ciudadanía acaba saturando Springfield de basura. Podríamos pensar que los ciudadanos de Springfield (y nosotros) somos unos vagos y unos indeseables deseando que otros hagan el trabajo por nosotros. Sin embargo, utilizamos intermediarios para cuestiones complejas a lo largo de nuestra vida.
Para saber cómo va la temporada de futbol, vemos u oimos prensa deportiva. Para elegir restaurante preferimos usar críticos o webs de reseñas. Antes de elegir una pelicula miramos, según nos guste, la taquilla, la crítica, o los comentarios del amigo o amiga cinéfila de turno. Este mismo blog es una especie de intermediario entre muchos conocimientos que hay por ahí y que mucha gente no tiene tiempo, ganas o medios de elaborar. Y no es una cosa mala.
Los intermediarios «pueden hacer» lo que nosotros podríamos hacer pero no queremos, no tenemos tiempo ni criterio para igualar sus resultados. En nuestro estudio sobre rendición de cuentas encontramos lo mismo. La gente quiere un gobierno que rinda cuentas, que tenga datos, pero no sabe gestionar datos, así que espera que quien sepa gestionarlos, lo haga.
Asumamoslo, queremos que el gobierno abierto lo usen otras personas, y eso, además de ser así, no está mal.
Las preferencias de intermediarios del gobierno abierto
¿Por qué queremos intermediarios en el gobierno abierto? Pues vamos a ver por componentes
Transparencia
Empecemos por los portales de transparencia. En los últimos años he estado estudiando su uso y aconsejando a distintas administraciones de cómo abordar sus diseños. Mi conclusión, después de mirar, es que, aunque la transparencia es algo de interés general, no es algo de uso común.
Podemos hacer un experimento y coger los 10 temas más consultados de cualquier portal de transparencia, luego te bajas a la calle y preguntas a la gente si dedicarían 30 segundos a buscar esa información proactivamente. Estas suelen ser cuestiones como RPTs, biografías políticas, contratos, retribuciones, subvenciones… Posiblemente todas las personas (o la mayoría) diran que es importante saberlo, pero que no los buscarían. Es normal, incluso con interés sobre la materia, pocos de ellos podrían entender, contextualizar y convertir ese contenido en algún tipo de información útil.
Rendición de cuentas
Otro elemento es la rendición de cuentas. Aquí encontramos que aunque la información es más accesible cuando más «sencilla» , la desconfianza en la información más procesada es mayor. Es decir, queremos (o la mayoría de las personas que participaron en el estudio) que quede una constancia y una capacidad de reconstrucción que permita conocer si lo que se dice haber cumplido, es real. De hecho, podíamos encontrar que gente sin conocimiento de herramientas de datos, consideran fundamental que la rendición de cuentas se sustente en estos mismos.
Datos abiertos
Desde luego, los datos abiertos es donde los intermediarios son más visibles y aceptados. Hasta tienen (o tenemos) nombre: los infomediarios. Claro, a diferencia de los portales de transparencia, donde el acceso a la «herramienta» que suelen ser documentos, es leer, en el tema de datos hay que tener unos conocimientos tecnológicos precisos. Esto no quiere decir que, por ejemplo, para entender una RPT o una subvención no haga falta, pero por algún motivo (intuyo que relacionado con la cacharrería) no se considera necesaria esta especialización.
Participación
Por último en la participación hablar de mediación es siempre un tema polémico. En principio el voto es personal, pero la influencia de líderes de opinión próximos configuran el comportamiento de voto tradicional. Del mismo modo, como vimos en el artículo de Cristina Herranz sobre participación ciudadana, nos habla de la importancia de la acción social y el asociacionismo que, como indica Olson, se sustenta en gran parte en la espacialización de parte de los participantes.
Diseñar pesando en la importancia de los intermediarios
En resumen, podemos decir que el principal público de las herramientas de Gobierno abierto no es público general, sino usuarios especializados. Esto no es necesariamente malo: el gobierno no es menos transparente porque las herramientas tengan un lenguaje más específico y técnico.
Este hecho es el que es, y posiblemente a lo más que se puede aspirar en términos de expansión, es aumentar el número de intermediarios, y no generalizar el recurso digital. Esto es positivo. Es mucho más sencillo, pertinente y útil buscar y encontrar información cuando el público está formado, tal y como contamos en el artículo de las ferreterías. Es más rápido encontrar algo en la ferretería de mi vecino manolo que si voy yo solo al Leroy Merlin.
El principal paso para la apertura es ayudar a que esos intermediarios puedan acceder, procesar, distribuir y contextualizar más fácilmente ese contenido de gobierno abierto. Necesitamos, para abrir el gobierno, más iniciativas de la sociedad civil generando contenenido y socializandolo para que la ciudadanía se beneficie de ello.
Sin olvidar que los intermediarios sólo intermedian
Esto no significa que tengamos que desterrar a las personas «no intermediarias» de los recursos de gobierno abierto, sino de diseñar, centrándose en los intermediarios, pero pensando también en los usuarios «casuales».
Centrarnos sólo en los usuarios especializados (algo que pasa en muchos portales de transparencia) hace que el consumo sea el de un producto de nicho. Sin embargo, no seamos cicateros con el diseño de servicios, en una pantalla en la que entran consejos de belleza y las últimas declaraciones de un político, pueden entrar contenidos para público especializado y otros para público más generalista. Esa es la manera en la que podemos, precisamente aumentar el interés y, quizá, el número de potenciales intermediarios.
Conclusiones: los superusuarios del gobierno abierto
Cuando se trabaja en un producto de consumo hay que pensar si hablamos a un público casual y poco familiarizado o para uno especializado. A estos últimos se les llama superusuarios, o usuarios hardcore. El problema del gobierno abierto es que, en gran medida, está diseñando para estos últimos pero pensando que llegará al público general, en gran medida porque sus fines son deseables y positivos.
Asumir que el consumo directo de un producto digital está limitado no es algo negativo, es asumir la realidad y trabajar sobre ella. No tenemos malos ciudadanos por no usar recursos que requieren un esfuerzo y una especialización para aprovecharlos, igual que no hay mal público de cine porque se fíe de las críticas. Simplemente, hay cosas que es mejor que hagan otros para que nosotros podamos aprovecharlas lo mejor que sabemos.