Hay solucionismo en la eAdministración

Hace unos años viendo la serie Silicon Valley (muy recomendable por su realismo y rigor técnico, a parte de las risas) escuché el término solucionismo. El contexto era una crítica de una aplicación que resolvía un problema que una aplicación previa generaba innecesariamente. A parte de la escena, que me hacía bastante gracia, el concepto me dió de lleno en la cabeza. Fue una de esas veces que uno encuentra una palabra que colma una necesidad que tenía conceptualmente y que ni siquiera sabía que existía. Así que quiero plantear una pregunta ¿Es la eAdministración un proyecto solucionista?

Cuadro de San Isidro Labrador que ilustra este artículo sobre solucionismo tecnológico.
San Isidro Labrador, patrón de los solucionistas. Fuente

¿Qué es el solucionismo?

Claro, la primera pregunta es ¿Qué es el solucionismo? Pues básicamente, dice el diccionario Macmillan que el solucionismo tecnológico es la confianza en que la tecnología va a resolver todos nuestros problemas por su mera existencia. ¿Por qué preocuparse en estar pendiente de avisar a un amigo de algo que es importante? Ponemos un recordatorio. ¿Tenemos que arreglar el equipaje? miramos un video en youtube… Confiar en la tecnología para resolver los problemas que hay

Este solucionismo genera una derivada arriesgada: evitar toda responsabilidad sobre nuestras acciones por la tecnología. Esto significa una irresponsabilización «a pasado»: por ejemplo, ya nadie se sabe un número de teléfono, empezando por el propio. A futuro también tenemos una irresponsabilización, tipo «para qué voy a ponerme a pensar en un regalo para mi madre, si puedo buscar en Google y que me lo diga«.

Finalmente, hay un tercer nivel de solucionismo, que es actuar de manera negligente, esperando crear una solución tecnológica que arregle una ca**da tecnológica que hemos causado nosotros solos. Por ejemplo, cuando creamos una aplicación para poder borrar los cientos de miles de datos que recopilan nuestras aplicaciones que no tenían por qué haber recogido.

¿Se da esto en la eAdministración?

¿Es la eAdministración solucionsta?

Es complicado suponer si un concepto general está vinculado a algo tan complejo como la eAdministración. Hay casi tantas interpretaciones de lo que es esta como organismos internacionales, planes, proyectos, organizaciones e influencers. En todo caso, podemos hacer una recopilación de algunos argumentos.

Si nos vamos a la primera versión; confiar en que la tecnología va a resolver nuestros problemas, podemos decir que hay una parte importante de solucionismo tecnológico. Desde luego, hemos pensado que la tecnología acabará con la burocracia, que reducirá plazos, costes, normas que nos parecen absurdas y demás traumas organizativos. De hecho, en los más de 15 años que llevo en estas lides he escuchado la frase «hacer más por menos y acabar con la burocracia con la tecnología» infinidad de veces. Ahora que nos olemos que ni la informática, ni internet, ni los smartphones ni las apps han resulto nuestros problemas, nos entregamos a la IA.

En un segundo lugaro, la irresponsabilización a pasado, es evidentemente uno de los enfoques habituales de la eAdministración. El «gestiona tu mismo» es una expresión que, aunque cada vez se oye menos, sigue estando en plena forma. En la gran mayoría de los casos que conozco (no me incluyo porque soy un poco friki) la gente no quiere gestionarse sus cosas: quiere no gestionarselas o que se las gestionen otros bien.

Finalmente, en el caso de que la tecnología nos va a arreglar los problemas que hemos generado, me quedo con la idea del blockchain para arreglar los problemas de privacidad y firma digital. Por no hablar de los portales de transparencia o participación y la legitimidad democrática.

Así que diría que, si bien la eAdministración en general no es necesariamente solucionista (ni siquiera es persona), si que hay signos de solucionismo que amplifican muchos problemas públicos que ya estaban ahí. Es más diría que muchas de las personas implicadas en diferentes proyectos de eAdministración abrazan el solucionimso tecnológico

Ni la gente quiere resolver sus problemas sola, ni la corrupción ha desaparecido con los portales de transparencia, ni la democracia está más consolidada, la gente sigue teniendo que hacer trámites a regañadientes, el tráfico en San Francisco sigue siendo un desastre y lo del blockchain, veremos.

¿Qué importa el solucionismo en la eAdministración?

Igual que lo primero para resoluver un problema es reconocer que se tiene, el segundo es asumir que hay que hacer algo. El solucionismo como tal no es especialmente malo, simplemente no es bueno. Si delegamos en la tecnología arreglar el tráfico, o la corrupción, posiblemente las cosas no se solucionen.

Hasta la fecha, no tenemos pruebas de que gran parte de las soluciones tecnológicas hayan resuelto los grandes problemas subyacentes. Realmente, creo que parte de esos problemas son de difícil solución. Sin embargo, es mucho muy complicado resolver algo que dejamos de intentar resolver o que externalizamos en la tecnología.

El solucionismo mata a la acción pública de dos maneras.

Evita la búsqueda de respuestas organizativas y esto agrava los problemas.

Genera un entorno ficticio que aumenta la frustración de la ciudadanía.

No estoy seguro de que cuando se dice que una administración ha dejado de tener problemas para los ciudadanos cuando no tiene que ir a hacer trámites la gente este muy contenta. Basta con pasarse por algunos foros relacionados con algunos servicios públicos digitalizados. No digo más, que me acusan de tener manías.

¿Cómo romper con el solucionismo?

Pues es algo realmente complicado porque la tecnología mola. Es difícil pensar que en los tiempos en los que podemos saber y calcular todo a altísima velocidad, no podamos arreglar algo con ella. Por el otro, hay todo un sistema económico y filosófico que impulsa esta creencia en la tecnología salvadora. (a este particular recomiendo el libro «Wizards and Prophets sobre la lucha contra el cambio climático donde los solucionistas son los magos).

En todo caso, lo normal es plantearse unas cuantas cuestiones antes de pensar si estamos esperando que la tecnología haga magia:

  • ¿este problema tiene algún componente no tecnológico que lo causa? Si es así ¿la tecnología lo resuelve, o solo oculta su impacto?
  • ¿Hasta dónde puede llegar la tecnología para resolver el problema? Hay que comprender qué hace y cómo funciona la tecnología para saber hasta donde llegan ella y las soluciones que aporta
  • ¿Qué podría pasar con lo que pasaba antes si ponemos esta tecnología? No nos quedemos solo en » lo resuleve»: hay que hacer un esfuerzo de proyección.
  • ¿Qué tengo que hacer en la organización para que esa tecnología funcione en las mejores condiciones y resuelva el problema?
  • ¿Cambiará la manera de trabajar de mi organización con esa tecnología?

Como norma general el simple uso de la tecnología no arregla problemas complejos. Esto no significa que esta sea mala, sino que el protagonismo y la responsabilidad es algo que no podemos evitar por muy moderna, sofisticada y prometedora que sea.

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